jueves, 19 de julio de 2007

Detrás de la retina

- ¡Los he soltado!... Dios mío. ¡Los he soltado! - Cathia soltó un grito al aire para luego desvanecerse en el suelo, resumiendo sus palabras en un indescriptible sollozo.
Perplejos los presentes, se preguntaron porqué una joven tan correcta y tímida se comportaba de ese modo, pero sólo su prima, Nania, se acercó corriendo a ella y la abrazó.
- Kate, ¿Qué ocurre?¿Qué pasa? -

Cathia no podía más que llorar, señalando la habitación contigua de la que había salido hacía escasos minutos.
Nania la cogío, la levantó y se dirigió con ella hacia allí, a tiempo de darse cuenta de que el resto de su familia las rodeaba anonadada y las seguía.

Nada encontraron, más que blancas e impolutas paredes. A la izquierda una cortina, enfrente una puerta de oscura madera de pino.
Cathia parecía haberse perdido en un mundo de sombras que la estaba atormentando, cuando, de súbito; Unas manos blancas como la cal, agarraron la oscura puerta desde dentro, empujándola con violencia.

Con un estruendo, la puerta cayó al suelo, dejando ver la frágil figura de un niño de no más de tres años, con la imponente presencia de la sangre en su cuerpo.
La grotesca escena palideció a los presentes, que en un gesto ahogado de angustia se alejaron lentamente de la puerta.
Aquél niño no parecía un mártir. Más bien un demonio. Pálido como la nieve, de ojos infernales rodeados de oscuro negro y profundas heridas a lo largo de su cuerpo.
En un paso tímido se acercó a Nania y le susurró sin palabras.
- Libre ya tu prima; Serás la siguiente. -
Nania enmudeció y miró a su prima con pánico y confusión.
Cathia le devolvió la mirada, compadeciendo su incierto destino y sepultó la cabeza entre sus brazos.

Cuando Nania volvió a mirar, el extraño ente se había marchado. Y sus primos la miraban confusos. Todos, excepto Cathia, cuya expresión era la misma que la que había visto hace tan sólo unos segundos.

Tras un par de explicaciones falsas, encontradas en el secretismo de la faz de su prima; Nania subió a su habitación acompañada por Cathia

- Ka...Kate - El pánico volvió a inundar el rostro de Nania. - ¿Qué era eso?
- Querrás decir quién. - Cathia la miró con la sonrisa quebrada. - No sé quien era. Ya no los veo. Pero por tu expresión diría que es... Malo.
- No estamos jugando a los pokémon, Cathia.- Nania le dio la espalda a su prima con gesto de lamento. - ¿Qué era eso y por qué dijo que sería la siguiente?
- Verás... - Cathia se disponía a explicarle su poca información a Nania, cuando
de repente un gato negro de aureola dorada apareció sin más ante Nania.

Nania lo acarió y jugueteó con el felino ante la atenta mirada de Cathia.
- ... Ese es bueno. -

Continuará (Cuando lo recuerde...)

Al hilo de un sueño verídico.